Una sala limpia es un entorno controlado diseñado para mantener niveles extremadamente bajos de partículas como polvo, microorganismos en suspensión, aerosoles y vapores químicos. Estos entornos controlados son cruciales para industrias como la farmacéutica, la biotecnológica, la electrónica y la manufacturera, donde incluso los contaminantes más pequeños pueden tener un impacto significativo en la calidad e integridad de los productos elaborados.
Las salas blancas se utilizan habitualmente en industrias donde la calidad del aire es crítica y los niveles de limpieza requeridos son mucho mayores que los de entornos normales. El diseño y la construcción de salas blancas se basan en protocolos estrictos para garantizar que el entorno cumpla con los estándares de limpieza requeridos. Esto incluye el uso de materiales especializados, sistemas de filtración de aire y procedimientos operativos rigurosos para minimizar la introducción, generación y retención de partículas en las salas blancas.
La clasificación de salas blancas se basa en la cantidad de partículas presentes por metro cúbico de aire. Esto se mide según las normas ISO, con clases de salas blancas que van de ISO 1 a ISO 9, siendo ISO 1 la más limpia e ISO 9 la menos limpia. La clasificación se basa en el tamaño y la cantidad de partículas permitidas por metro cúbico de aire, siendo ISO 1 la más estricta y ISO 9 la menos estricta.
Las salas blancas están diseñadas para controlar diversos parámetros ambientales, como el flujo de aire, la temperatura, la humedad y la presión. El flujo de aire dentro de una sala blanca se controla cuidadosamente para garantizar la eliminación de contaminantes del ambiente y la circulación continua de aire limpio. Esto se logra generalmente mediante el uso de filtros de aire de partículas de alta eficiencia (HEPA) y sistemas de flujo de aire laminar.
El control de la temperatura y la humedad también es fundamental en entornos de salas blancas, ya que ciertos procesos y equipos pueden ser sensibles a las fluctuaciones de estos parámetros. Mantener niveles estables de temperatura y humedad ayuda a garantizar la consistencia y la fiabilidad de los procesos realizados en salas blancas.
El diferencial de presión se utiliza para evitar que los contaminantes del área circundante entren en la sala limpia. En las salas limpias, se mantiene una presión positiva para evitar la entrada de contaminantes, mientras que en ciertas áreas se utiliza presión negativa para confinar cualquier posible contaminante a un espacio específico.
Las salas blancas también están equipadas con equipos y mobiliario especializados diseñados para minimizar la generación y retención de partículas. Esto incluye superficies lisas y no porosas fáciles de limpiar, así como ropa y equipo de protección personal especializados para los trabajadores de las salas blancas.
En resumen, una sala blanca es un entorno altamente controlado, crucial para las industrias donde la calidad e integridad del producto son cruciales. Los estrictos protocolos y estándares de limpieza en salas blancas garantizan que el entorno cumpla con las especificaciones requeridas para producir productos sensibles. Al controlar la calidad del aire, la temperatura, la humedad y la presión, las salas blancas proporcionan un entorno controlado crucial para la producción de productos farmacéuticos, electrónicos y otros productos sensibles.
Hora de publicación: 06-ago-2024